miércoles, 15 de abril de 2020

Cuando la violencia de género se hace mayor


Quizá tu edad, o la de tu madre, o la de tu amiga, ya supera los 65 años, ahí socialmente marcamos el concepto de mujer mayor, coincidiendo con la jubilación del trabajo externo. Si nació en este país, seguro que creció y la educaron con los manuales del tipo Guía de la buena esposa, un adoctrinamiento en la escuela, en la familia, en la calle, hecho a medida de los patrones masculinos, y contra los que ellas, mujeres muy valientes, tuvieron que pelear con fuerza para poder definirse como personas o como profesionales. Para poder sobrevivir.


Hasta hace poco tiempo, la violencia de género hacia mujeres mayores era algo invisible, innombrable, en especial en las parejas detodalavida, aquellas que siemprevanjuntos. Pareciera que las palabras feroces, los malos gestos, los desprecios, las burlas o la humillaciones constantes se normalizaran en la rutina de años de vida en pareja, formara parte de su vida tras convivir con ella durante décadas. Para la gran mayoría de la sociedad, estas circunstancias en una pareja joven siempre serían, sin lugar a dudas, violencias machistas, pero en una pareja de mayores, en un matrimonio de toda la vida, con hijos ya mayores y hasta nietos, ya es otra cosa y en muchas ocasiones se convierten en comportamientos cotidianos y perdonables: “Ya sabes que él es así” “No te pongas nerviosa, que luego se le pasa, no le hagas caso” “Mamá, ¡después de 40 años juntos¡ ¿cómo te vas a separar a estas alturas? Y ¿quién va a cuidar de él ahora? No sabe ni freírse un huevo”.

La violencia de género en las mujeres mayores se nombra cuando nos conmueve y nos sorprende, cuando ya no hay vuelta atrás. Pero para la violencia de género no hay edad, la propia Ana Orantes alertó a la sociedad de ello hace más de 20 años. Se lo contó al mundo y eso le costó la vida. Otras mujeres, muchas que nunca lo contaron (por contar podemos entender denunciar) también fueron asesinadas. La violencia no tiene edad. Durante el año pasado, cuatro mujeres mayores de 65 años, una de ellas ya tenía 95, fueron asesinadas por sus parejas. Este año, en Canarias, un hombre asesinó a su mujer de 78 años. Y estos hombres no mataron a sus parejas de repente, en un arrebato, antes había habido años y años de sufrimiento.

Son ellas a quienes más les cuesta, no sólo denunciar su situación, sino incluso revelarlo, contarlo a su círculo más cercano. Como apunta una macroencuesta de violencia contra la mujer, elaborada por la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, en colaboración con el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), un escaso 33,8% de las mujeres mayores víctimas de violencia recurren a servicios de ayuda (médica, psicológica, social, legal, etc.), frente al 46,8% de las víctimas de menos de 65 años. Además, cuentan su situación a personas del entorno en menor medida (62,7%, frente al 77,8% de las menores de 65 años).

Proteger a nuestras mayores, también de la pandemia machista. Lo más probable es que él nunca haya golpeado físicamente a tu madre, tu amiga y que ahora, durante el estado de alarma, tampoco lo esté haciendo, pero sí que hay un maltrato verbal, humillaciones, desprecios que no deben tolerarse, más aún cuando ella misma no lo reconoce pues a corta distancia, las cosas se emborronan, en especial las desagradables, las que preferimos no ver. Con más años a cuestas, más difícil es saber cómo acabar con ellas, cómo romper rutinas, cómo parar esas otras violencias que no dejan marcas en la piel, pero van limando la autoestima lentamente, sin apenas percibirse, hasta conseguir su objetivo. También hay una presbicia que debemos corregir con las gafas adecuadas y muchas medidas que adoptar para proteger a esas mujeres valientes, que por diversas circunstancias son incapaces de denunciar, de reconocerse como víctimas.

Lo más probable es que la educaran para cuidar de él toda la vida, que él le preocupe; también puede ser que la tenga paralizada, chantajeada y le repita que nadie la va a creer si lo denuncia, que sin él no podrá vivir; que, si se va, se quedará sin nada o que le van a meter en la cárcel. A lo mejor es tu padre, tu hermano, y tú le quieres, pero ahora debes protegerla de él.
  • Haz que se sienta acompañada, aunque sea en la distancia, comprendida, llámala a menudo, escucha cada detalle de su relato y si te plantea alguno de estos prejuicios, asegúrale que nada de eso es verdad y todos los recursos de atención a la violencia de género están funcionando al cien por cien.
  • En este periodo de confinamiento lo mejor es mantener la calma, no dar pasos que le puedan alertar, pero si la situación es insostenible, indícale la asistencia jurídica a la que puede acudir, por teléfono en el 016 o en 016-online@mscbs.es si se maneja bien en internet. En estos recursos públicos podrán asesoraros en cualquier tema para que ella adopte la mejor decisión para su protección física, mental o económica. Pero que nunca lo haga si él esta delante o la va a escuchar.
  • Si tiene un móvil con WhatsApp que solo utiliza ella, también puede encontrar apoyo emocional inmediato en los teléfonos 682916136 / 682508507.
  • No es su responsabilidad cuidar en la vejez/enfermedad a quien nunca ha cuidado de ella. La vergüenza la debe tener él por maltratarla.
  • Si siente la necesidad de abandonar el hogar en estos momentos, ayúdale a encontrar alojamiento en casa de cualquier familiar o infórmate de los alojamientos con los que cuenta el Instituto Canario de Igualdad para este fin en la web DaLaAlarma.com o en la App REDVICAN.
  • Existe la posibilidad de divorciarse sin un motivo y en este caso, si ella no quiere por la razón que sea, los malos tratos no se harán públicos.
  • Dale tranquilidad respecto al reparto de bienes, en caso de divorcio, se repartirán de forma equitativa para no perjudicar a ninguna parte cuando todo se formalice.
  • Puede que sienta el temor de que si sale de casa va a perder todos sus derechos, infórmala de que este tipo de salida no se considera “abandono del hogar”.
  • Aunque nadie haya visto una paliza o un desprecio, si ella cuenta el infierno que está viviendo y del que quiere salir, llamando al 112 o llamando tú en su lugar, se activará el protocolo adecuado para protegerla.
  • Dile que él solo irá a la cárcel si le maltrata de forma grave, pero que si acepta la separación/divorcio, no pasará nada, salvo que en el pasado haya habido maltratos de gravedad que quiera denunciar.
  • Recuérdale que en caso de que tema por su integridad física, llame en cuanto pueda al 112, active su botón de auxilio si dispone de un sistema de teleasistencia o grite “Fuego” por las ventanas. Si tiene movilidad también puede ir a la farmacia a pedir una Mascarilla-19.
  • Si es necesario, recuerda que existen recursos específicos de atención para personas sordas

No hay edad, ni estado de alarma que impida dar el paso de alejarse de una persona que nos está ocasionando un maltrato.

Ahora más que nunca en este estado de alarma se hace más urgente actuar y vigilar desde el entorno más inmediato y la propia administración, los posibles malos tratos a las mujeres mayores. A ellas, a nuestras mayores y ahora más que nunca, también hay que protegerlas de la pandemia machista.

1 comentario:

  1. Qué importante, qué necesario artículo y qué valiente. Todas sabemos muy bien de qué se está hablando. Tengamos los oídos bien abiertos, el corazón, la disposición para ayudar a abrir los ojos. Esta generación, la de nuestras madres y abuelas, educadas desgraciadamente en el machismo integral y habiendo luchado y sufrido por cuidar a su familia y a la del marido, muchas veces no es consciente de los prejuicios heredados. Gracias por hacérnoslo ver con tanta claridad y aportarnos vías para prevenir y denunciar la violencia.

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